Izarra, cuando navegar es una cuestión de clase

Dario D'Atri
27 may
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El Izarra es un refinamiento evolutivo de la célebre serie Twister diseñada por Kim Holman en los años 60. Si bien su origen está ligado a la competencia, el Izarra fue concebido desde el plano como una versión más amable, equilibrada y pensada para el crucero, con líneas menos profundas y una carena de comportamiento suave.

Construido por el astillero Gallart para un piloto comercial aficionado a la navegación, su estructura robusta, su distribución de pesos y su aparejo bien proporcionado lo convierten en un barco que navega seco, firme y con gran dulzura, incluso en mares agitados. Con sus 8,90 metros de eslora, es un clásico pequeño en dimensiones pero grande en personalidad.

A pesar de su perfil de crucero, el Izarra ha sorprendido en más de una regata superando a barcos claramente más deportivos, incluso en duelos uno a uno. Su éxito se debe a un equilibrio perfecto entre estabilidad de rumbo, agilidad de maniobra y nobleza en la construcción, cualidades que los conocedores de la arquitectura naval británica del siglo XX sabrán reconocer.

El Izarra no solo honra el legado de Holman & Pye, sino que también demuestra que la elegancia y la eficiencia no están reñidas con la sencillez. Hoy navega como testimonio flotante de una época en la que los barcos se pensaban para durar generaciones.